domingo, 12 de abril de 2015

En Tu Pasión dolorosa sufriste por todas las almas, las anteriores a ti, las de tu tiempo y las futuras. Tú conoces todo tiempo humano y sentiste todos los dolores físicos, emocionales, mentales y espirituales que todo ser humano había sentido, estaba sintiendo y sentiría más tarde, pero Tu sufrimiento inmenso no fue más grande que Tu amor eterno, y Tu Misericordia nacida del Amor mismo, sumergió todo pecado, amargura y duda en la Sangre y Agua que brotaron de Tu costado, con ellos lavaste lo que sobra y contamina el alma humana y que evitaba entrar al cielo. Tu dolor fue dulce pues no te importó morir por Ti, sino por todas las almas moribundas de pecado. Resucitaste a la vida y te seguiremos, pues Tu Misericordia hará lo posible por Salvarnos. Celebramos hoy Tu Sacrificio, y la lanza que traspasó Tu costado y que hizo brotar Sangre y Agua lavará nuestros pecados. Jesús Misericordioso, testigo fiel de la vida, de la muerte y de la vida eterna, En Ti Confío.

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