jueves, 26 de febrero de 2015

La fe no tiene límites, por lo tanto no solo depende de una sanación física, también depende de una sanación espiritual, de palabras, obras díarias y la forma de ver la vida. La voluntad de Dios conoce nuestro propósito desde siempre, y nosotros lo descubrimos en nuestra vida, y la misma fe te puede llevar a conocer ese propósito. Pero si yo no conozco mi propósito del todo, estando en mi propio cuerpo, tampoco otra alma en otro cuerpo fuera de mi lo conocerá, mas que Dios que nos creó para que cumpliéramos ese propósito predestinado por Él, pero que está en nosotros decidir si lo aceptamos o no. La fe la podemos tener bajo cualquier circunstancia, en una cama, o caminando, en un problema o en una enfermedad, y solo nuestra respuesta hacia lo que vivimos hablará mas que nada de la fe que tenemos.

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