lunes, 23 de febrero de 2015

   A muchos les puede faltar lo que tenemos de más, muchos tienen un espíritu vacío para que otros lo llenen, por eso no podemos ignorar la necesidad más grande del mundo, la falta de amor. Con los brazos cruzados y rindiéndonos ante la maldad no resolvemos nada, sino que nos unimos a ella, y engradecemos lo diminuto de lo cruel de la maldad misma. Podemos combatir la necesidad a la que estamos expuestos, pero si la ignoramos estando cerca de ella, cuanto más ignoramos la que está lejos, la que no nos toca. Tenemos condiciones físicas diferentes, pero ninguna es excusa para dejar de hacer lo que nos toca. En nuestra posibilidad Dios nos asigna un trabajo y debemos hacerlo, y ese es nuestro propósito en la vida.

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