Quien se apiade de Mi no perece, como hombre sufrí por amor, de Dios, Mi Padre, recibí la Gracia y el deseo de entregarme por el pecado humano, razón suficiente para amar y morir, amar primero para morir después y permanecer en la vida, Mía y tuya, no un instante, sino siempre, Tu vida y la Mía unidas para que Yo esté en ti y tú en Mi.
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