A veces cuando no logre brillar en la noche, no pienses que no estoy, mejor piensa en que está de día y no me ves pero estoy ahí, en la noche estrellada de tu corazón, en el recuerdo brillante de un consejo, y en el pensamiento sonríente que llevas de mi; que quizás lo hice a través de mí, pero no era para mi, sino para Jesús, y para ti. Él ni tú merecen una tristeza, una amargura o un coraje míos, eso se fue envuelto en su muerte, ya en Su Resurrección es nuevo todo, y la muerte murío, y la vida nació. (de Adabel)
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